¿Qué es la educación musical? Ni más ni menos que todos los procesos de aprendizaje y enseñanza que abarcan el ámbito de la música. Es decir, tanto el propio sistema educativo como los métodos de enseñanza, las instituciones o los mismísimos profesores.
Que no por nada desde hace generaciones, en toda sociedad occidental, la formación musical ha jugado un papel muy importante en todas las etapas de la enseñanza. Desde la educación musical infantil, la educación musical de primaria… a la creación de escuelas de música. Su importancia es enorme, pues la pedagogía musical abarca lo sensorial, lo intelectual, lo social, lo emocional…
Fomentar pues la inteligencia musical no es un capricho que podamos tener como padres, o un simple interés de nuestros hijos. Su relevancia va mucho más allá, y afecta a otros procesos de aprendizaje como pueden ser la creatividad o el control emocional; tal y como pretendemos demostrar con los siguientes puntos y recursos acerca de la didáctica de la música.
¿Lo ideal de cara a la educación musical para niños? Apuntarles a unas buenas clases de música o a uno de los muchos campamentos musicales que están surgiendo en estos últimos años (y con opiniones bastante positivas). Pero también podemos fomentar el aprendizaje musical desde casa. Para lo cual pueden resultarte de utilidad los siguientes consejos 🙂
Sobre todo a edades muy tempranas: la etapa de alfabetización se ve muy beneficiada de la educación musical. Ello se debe al ritmo y repetición propias de las canciones (los cuales favorecen la discriminación auditiva y el enriquecimiento de su vocabulario). Un aprendizaje divertido, dinámico y espontáneo.
Gracias al ritmo, los acordes, y demás elementos propios, la música es un arte al que prestamos atención muy fácilmente. ¡No nos cuesta nada aguzar los oídos ante canciones de todo tipo! Y a nuestros hijos tampoco. Ello favorece que nuestros hijos atiendan a la melodía y letra de las canciones, las memoricen sin complicaciones, y las reproduzcan a su vez mientras se divierten cantando.
No sólo nos referimos a la expresión verbal (lógico teniendo en cuenta que, gracias al canto, se mejora la entonación y se adquiere nuevo vocabulario), sino también a la expresión corporal. Ello se debe a que el baile fomenta la capacidad de expresarse con el cuerpo. La comunicación no verbal es un aspecto de lo más importante. ¡Tanto que, según expertos durante el Sposio Nacional de la Sociedad Española de Oncología Médica, el 70% de la comunicación pasa por el lenguaje no verbal!
Curioso, ¿no? ¿Cómo puede ayudar la inteligencia musical con la resolución de problemas? Pues lo creas o no, la percepción de los patrones rítmicos mejora nuestro razonamiento a la hora de encontrar soluciones con mayor complejidad de cara a problemas matemáticos y de lógica. Lo mismo ocurre por cierto con la duración de las notas en una partitura: comprenderlas activa directamente la parte del cerebro que está asociada a las operaciones matemáticas.
Al igual que sucede con otras artes, la educación musical fomenta el desarrollo interior de los niños. O lo que es lo mismo: su imaginación. Además, el reconocer patrones rítmicos en la melodía actúa directamente sobre la región creativa del cerebro, gratificando así otras disciplinas creativas como la pintura o la literatura.
Ya hemos visto en los dos puntos anteriores cómo la educación musical está intrínsicamente ligada a las zonas del cerebro relacionadas con las operaciones matemáticas y la creatividad. Este hecho no tiene nada de raro, pues toda la actividad cerebral está interconectada entre sí. Y es este mismo hecho el que explica que, además de lo anteriormente comentado, la actividad neuronal (y lo que conlleva; como, por ejemplo, la lectura) se vea favorecida.
La evocación de recuerdos e imágenes son dos aspectos esenciales de un buen desarrollo de la inteligencia emocional. ¿Y adivina qué? Sí, la didáctica musical estimula precisamente la evocación de los mismos.
Por si la actividad cerebral no fuera suficiente, la educación musical les da a los más peques de la casa la oportunidad de interactuar con otros niños. Ya sea en la propia escuela, en clases de música, en grupos de canto o de baile la educación musical propicia el trabajo en equipo. Y lo que ello conlleva: creación y fortalecimiento de nuevos vínculos, comunicar ideas con fluidez, etc. Es más, lo mismo nos ocurre a los adultos; ya sea en un concierto, pues mantenemos con el resto de asistentes un gusto común, aunque sólo sea por el simple hecho de conocer una misma canción.
Y es que la pedagogía musical no sólo hace referencia a tocar la flauta o cualquier otro instrumento. Baile y movimiento también forman parte de esta particular pedagogía. Con todo lo que ello implica: adaptar el movimiento corporal a los diversos ritmos, mejora de la coordinación, desarrollo muscular… Ya en su día te comentamos la gran importancia que la actividad física diaria tiene en los niños. Te recomendamos echar un vistazo a dicho artículo 🙂
No son pocas las ventajas, ¿verdad? Es por ello que hemos de tener muy en cuenta, como padres, la educación musical de nuestros hijos. Sobre todo cuando estos demuestran gran interés en ella. No les cortemos las alas si están animados a volar sólo porque pensemos que es “poco útil”; como hemos venido demostrado es todo lo contrario: les será de gran ayuda tanto en su presente y en su futuro 🙂
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